viernes, 30 de mayo de 2014

Cultura Mainstream - Frédéric Martel (Taurus)

Cultura Mainstream se llama Mainstream a secas en el original. Por qué los editores en español decidieron agregarle "cultura" no tengo ni idea, pero puedo suponer un "metele cultura porque así lo compran los que aman los estudios culturales". La bajada confirma la sospecha: "cómo nacen los fenómenos de masas". Una frase codificada dirigida a los libreros que significa "ponelo al lado de los de Zizek".

El libro es una especie de "Greatest Hits" de una mega tesis que hizo el autor (o al menos que dice que hizo). 

Ya sé que estarán diciendo "¿Quién quiere un libro tan siglo XX?". Bueno, es verdad, pero a pesar de la obvia sigloveintidad del tema, Martel logra aggiornarlo en formas más sigloveintiunas. No hay notas al pie, no hay citas legitimadoras, pero sobre todo no hay una construcción narrativa del sentido. No quiere explicar nada. Él te muestra y vos sacás las conclusiones. En 1970 no dudarían en declararlo un chanta. En el 2014, es un investigador concienzudo. 

Los capítulos van de Hollywood a la fábrica de gospel de Nashville; de  Pol Ka y las telenovelas latinoamericanas a Al Yazira. Le encanta hablar del contexto de las entrevistas. El de MTV tiene un monopatín colgado de la pared, la directora de New Yorker lo citó en un bar que ahora es de negros. El resto, algun dato económico y listo. A otro tema.



Obvio que le erra en muchas cosas. Por ejemplo, en el capítulo que le dedica a Geffen, Cobain es reducido a "un heroinómano notorio" (bueno, ahora que lo pienso, no sé si le erra tanto). Ese capítulo chorrea baba por el empresario; al que muestra como un tipo adelantado a su tiempo y mucha suerte para sacar rédito de la desgracia ajena (edita un disco de Lennon con el que no pasa nada hasta que lo matan). 

Está bien que no se puede abarcar todo, pero si hablás de Geffen, ¿cómo no contás cuando le hizo un juicio a Neil Young por "no ser auténtico" porque el canadiense grabó un disco por fuera de los parámetros que el quería el empresario?

De a ratos tira alguna anécdota : un cocktail con la directora del New Yorker y Kissinger ¿Y qué pasó? No sé, no dice más que eso.

Lo peor del libro es un tono medio de revista económica, de nota sobre lo pillo que son algunos empresarios que hablan con el diario del lunes.

Lo mejor, que es una especie de Please Kill Me del mercado del entretenimiento y cuando bardea a algún yanqui (cuando entrevista al director de Blue Note le marca la distancia entre Coltrane y Norah Jones) 

Hay un dato importante. El libro fue editado originalmente en el 2010 y los cuatro años que pasaron desde entonces hasta esta traducción, tienen el efecto de mirar la lista de convocados de Maradona contra la de Sabella. Por ahí te habla de Pastore o de Tevez. Y es que así como nacen, los fenómenos de masa, también se mueren.


miércoles, 28 de mayo de 2014

San Francisco - Luciano Lamberti (China)

Segundo libro de la "serie de los animales" de China Editora. La verdad es que cuando ví que salía un libro nuevo de Lamberti me puse muy contento porque "El loro que podía adivinar el futuro" (Nudista) me encantó. Me cansé de recomendarlo, especialmente el cuento "La canción que cantábamos todos los días" (acá cuando para una revista de psiquiatría lo puse entre mis obras de arte favoritas en torno a familias).


Pero San Francisco es poesía (buuuuu!!!). Esperen, esperen! es poesía pero del estilo prosa + enter (biennn!!!). 
Mis preferidas están al comienzo, cuando son más cuentitos o imagenes que se te cuelgan al cuello. Las del final, ya más sincronizadas con la  poesía universal, no me engancharon mucho, son más deslambertizadas, más Dr Ahorro.






miércoles, 21 de mayo de 2014

Sí, pero no - Montt (De la Flor)

La primera vez que tuve en mis manos un libro de Montt fue gracias a la gentileza de JCRF. Tenía chistes buenísimos y otros un poco malos, como todos los humoristas gráficos.
Ahora que pienso, debe ser difícil ser humorista gráfico y tener que responder con altos niveles de creatividad y técnica a una demanda laboral en general abrumadora (diarios, revistas). Salvo que uno sea Nik, que tiene el talento de ser siempre malo, o Rep, que posee una genial eficacia para el embole , el resto tiene brillos y opacidades.


Auge y decadencia del humorista gráfico: En la vorágine repetitiva del humorista gráfico hay dos herramientas a las que se apela universalmente. La genitalia y el juego de palabras. El chiste "zarpado" de pijas y tetas es un flagelo que mata a las mentes más brillantes. Quizás la culpa la tiene Crumb, o la mala lectura de Crumb, porque Crumb tiene un universo por fuera de la genitalia. 
Además de evitar la genitalia, Montt en este libro tiene dos aciertos: apela al juego de palabras como ruta del absurdo y escapa de la sensiblería demagógica de Liniers a pesar de bordearlo en la estética.

Detalles por fuera de la obra: 1) La dedicatoria : "Al litio...No, mejor no" 2) En los agradecimientos, dentro de la categoría "genialísimos" incluye a Malena Pichot.

Ciclo de vida de un libro de humor gráfico: este tipo de libros es un mosquito. Uno los lee en unos minutos, la eficacia de los chistes se va perdiendo a medida que pasan las páginas, no porque sean peores, sino por que uno se desensibiliza a la sorpresa. Una vez terminado, pasa a ocupar un lugar de la biblioteca que siempre es heterogéneo, y vuelve a tener un momento de gloria si alguien en alguna reunión lo agarra y empieza a decir "jaja, éste está muy  bueno, mirá".

Articulación personal: yo me he comprado libros de humoristas de la New Yorker, sí. Tengo dos (dos!) de Roz Chast. Es más: en el uno a uno estaba suscripto casi que más por los chistes que por las notas largas sobre un dictador asiático. 

Nivel de disfrute de la lectura: siete con veinte





sábado, 17 de mayo de 2014

Recuerdos de Córdoba - Flavio Lo Presti (China)

Inauguro esta sucursal de Lunes Felices con mi primera incursión a Lo Presti y a la "serie de los animales" de China Editora.

Otro día por ahí posteo un decálogo que contextualice el acercamiento crítico a los libros que van a aparecer acá. Arrancará con "No a los prólogos en general y a los que citan mil autores (con)sagrados" y seguirá con "No al uso de paréntesis para jugar con la polisemia como si estuviéramos en 1997".

Pero eso otro día, porque hoy lo que hay para decir es sobre Recuerdos de Córdoba.



¿Qué son? Crónicas ("híbridos" según el autor) publicadas en La Voz del Interior (el diario de mejor  nombre psicótico del país).

¿Quién es Lo Presti? uno que escribe con veneno sobre otros y sobre sí mismo. Es divertido en lo primero y un poco condescendiente en lo segundo.

¿Qué tiene que ver el gato de cuatro ojos de la tapa con el contenido? es obvio!

¿Qué es lo mejor del libro? está muy bien escrito y es  muy gracioso muchas veces.  Sabe bajarse a tiempo de la autocompasión con un giro grácil en forma de pregunta sincera. Y acierta nuevamente cuando hace explotar la pregunta sincera y vuelve a cargar contra todo.

¿Algo particularmente bueno? la historia del padre húngaro y el abogado del Monse, la del padre y el ascenso de Taieres, la de Darth Aira o la de Orsai son buenísimas. Pero la que más me llegó es la de la crítica a De Caravana. Todo el recorrido fue un deja vu personal.

Extracto esencial: "(...) Me dije que a esta altura no podía hacer el esfuerzo de  saber cuándo levantar el pie del acelerador y me senté a escribir un artículo sobre un libro sin temperatura de un joven escritor cordobés, un artículo que titulé Subzero wins."

Articulación personal: Yo soy cordobés pero viví ahí apenas mis primeros 20 días. Del chiste me quedó para siempre el nombre de la provincia en el DNI y mi cordobafilia. En mi infancia en una ciudad de la provincia de Buenos Aires, jugaba a la pelota con la camiseta de la Pepona Reinaldi, que es mi recuerdo infantil que comparte lógica con escuchar a la Velvet en la secundaria y otras hipstereadas por el estilo. Por eso, la voz de Lo Presti me suena cercana. Por el tono, no por la tonada. Por reirse de la pronunciación perfecta en inglés que hace  Martinez del hotel donde está  y escribirlo, sabiendo que la fauna ahí afuera va a pensar que el boludo es él, pero aún así sin poder no suponer que hay otros que merecen escuchar la anécdota desde este lado del nevermind.

Nivel de disfrute de la lectura: ocho cincuenta de diez