lunes, 14 de julio de 2014

Diario de lectura del diario de filmación de Fitzcarraldo - [Herzog (Entropía)]

7/7/14

Apago netflix. Las películas tienen títulos en español y así parecen todas de Suar. ¿Veo el documental de los Cristos rusos? Estiro el brazo a la biblioteca. Agarro Conquista de lo inútil (Diario de filmación de Fitzcarraldo).


8/7/14

Subte, siete y pico de la mañana. Un posthipster con auriculares inmensos (volvieron a ser ridículos). Una chica, sentada, está con un celular caro en cada mano y ve (no ve) dos redes sociales a la vez. Herzog cuenta cómo apuñalan a un cerdo en la selva peruana. El cerdo escapa.

Mas tarde. Consultorio, un espacio entre pacientes. Mail sobre la selección de fútbol de Esperanto. A Herzog le dicen que tiene que revolver un caldo con una tableta dura de sal (él quería rasparla).

Luego, una paciente avisa que está demorada por el tránsito. Herzog mete el pie en su zapato y lo que parece una media enrollada es en realidad una araña peluda gigante.

Pasan horas. Alemania acaba de ganarle 7 a 1 a Brasil en la semifinal. Por mail me cuentan que el boludo de Nik hizo un chiste estúpido y racista (en ese orden). Pongo en facebook algo sobre que estos mismos jugadores de Alemania nos metieron cuatro (pudieron ser siete) en Sudafrica. Herzog se enfrenta a una boa constrictora que asoma la cabeza por la malla metálica de la jaula y lo mira fijo a los ojos.


9/7/14

Ocho de la mañana. Faltan mil millones de horas para el partido contra Holanda. En La Nación hay un infomercial sobre dos nuevas revistas de Disney para los lectores más chicos. ¿Más chicos de percentilo? ¿más chicos de XY? El mate está frío. En otra nota se muestra una pelota de golf con un chip. Parece que las cosas van a estar conectadas (“internet de las cosas”). ¿Para qué? Nadie lo analiza. Vamos a morir ahogados en datos. Herzog sueña (eso parece) con una mujer que servía una sopa desde un caparazón de tortuga.

Argentina y Holanda jugaron un partido super táctico, de esos que aman los que argumenta que el cero a cero es el mejor resultado. Otra vez se avanza por penales a “la gloria”. Discusión con amigos por mail. Dicen : “esto tambien es jugar bien, destruir el juego del otro”. Yo sostengo que veo a donde van pero que es un dolor de huevo seguir un partido así, que prefiero los partidos donde Di María es la estrella y no Mascherano. De golpe son todos espartanos. Me quedé solo en mi refugio ateniense del fútbol creativo, alegre e imperfecto. Antes de dormir, a Herzog le salen unos murciélagos por la rendija del techo y revolotean alrededor de su cabeza.



10/7/14

Mates. Mail desde Montevideo: un amigo uruguayo dice que Alemania se va a regalar atrás y Messi se va a divertir. Viniendo de un montevideano, ese exceso de optimismo es sospechoso. Herzog liberó a un mono y observó a un oso hormiguero comer termitas. Llegó Mick Jagger a la selva, empezó la filmación. Antes, pasó por Nueva York, y se burla de los pedidos de paz de las lloronas de Lennon en vivo y en directo.

Búsqueda de papers para una clase sobre lo privado y lo público en la clínica actual. Trabajos de epidemiología basados en tuiteos. Hay más psiquiatras norteamericanos que ven los perfiles de facebook de los pacientes que viceversa. Robards le exige a Herzog que haya un desfibrilador en medio de la selva. Herzog piensa cómo engañarlo.


11/7/14

Me desperté con una canción de Los Planetas en la cabeza. No es de las que más me gustan pero es de las que más se pegan. Hay una relación ahí: las canciones que gustan necesitan que se revelen en cada escucha, que haya un contrato con la parte racional para hacerse la boluda, como que no sabe lo que viene. Las canciones que se pegan, en cambio, son un chicle masticado que se agarran como una sanguijuela a la parte evocativa de la memoria y escupe siempre la misma parte, que no es la parte sino el fantasma que quedó de esa parte. Un exoesqueleto de chicharra abandonado en un árbol. A Herzog no se le seca la ropa, se le enfermó un actor y lucha contra las crecidas y bajadas de los ríos.

Día largo. Taza de café esperando que lleguen residentes a supervisar. Herzog borra a Mick Jagger del proyecto. Unos días mas adelante tira magia : “(...) nuestras plegarias semejan una conversación fervorosa hacia una habitación oscura de la que no llega ninguna respuesta y de la que también deberíamos asumir que está totalmente vacía, ni siquiera habitada por alguien grande y silencioso en su silla que podría acaso oírnos, pero que ni siquiera nos regala un eco del vacío, salvo la resonancia de las esperanzas tontas y del autoengaño”. Después de decir eso, se toma una cerveza.

12/7/14

Día de lluvia. En mesa familiar ampliada, de visitante. Alguien dice que quiere que Brasil pierda el partido por el tercer puesto. Me pongo en guardia: quiero que Brasil gane. Porque me cae bien Neymar y porque Holanda es una mierda de equipo monárquico con jugadores que humillan su talento con un temple sucio y llorón. No dejan de ser los que pechearon la final frente a Alemania en su hora más brillante.

Al final gana Holanda un partido que no le interesó a nadie. Ni siquiera hay sensación de injusticia por el penal mal cobrado ni el offside del segundo gol. Herzog y su selva descansan en la mochila, hoy no avancé.


13/7/14

Es muy temprano y todas las luces de los edificios cercanos están apagadas. Es el día de la final. Hace rato que llegó Kinski al set. Herzog lo trata como a un hermanito menor con delirio de hijo único. Deja entrever que es la única manera de tratarlo. Nombra muchos pájaros en esta etapa, pero sin adentrarse en detalles (aguilas, buitres, golondrinas). Le llaman más la atención las mariposas y los gusanos, a ésos los describe mejor. Todavía no llegaron a la parte de subir el barco a la montaña y no falta mucho para el final del libro; empiezo a sospechar de que va a terminar con eso.

Me acabo de dar cuenta de que hay un glosario de nombres al final. “Mick Jagger: músico británico, fundador y lider de the Rolling Stones. Hizo en Fitzcarraldo el papel de Wilbur hasta la interrupción del rodaje. Su papel fue luego tachado del guión”. Inexplicablemente ponen a Corbucci, que es mencionado en un contexto bastante intrascendente. Su inclusión sólo hace mas confusa e inútil esta guía. No me perdí nada al descubrirla recién ahora.


Falta una hora para la final. Corro el libro del escritorio porque ahí va a ir la tele para ver el partido. La Televisión Digital Abierta se la viene bancando todo el mundial, salvo el problemita de los vecinos gritando 2 segundos antes.

Ya pasó todo. Por tercer mundial consecutivo nos manda a casa Alemania. El nivel emocional alcanzado por la final estuvo lejos del recuerdo de las finales de mi niñez y adolescencia. La ensalada de la FIFA, los jugadores que casi no jugaron en el país o los años de alerta a la manipulación discursiva hicieron que nunca haya terminado de estar en la escena de los “héroes” que insistía en imponer el relator. El día anterior le había gritado llorón a Robben (“qué llorón hijo de puta que sos, Robben”). Fuí injusto. Escuchar a Vignolo quejarse del árbitro, llenar un río de lágrimas por la injusticia de ese “penal” que no cobraron y minutos después pedirle a Agüero que se tire simulando una falta para que nos cobren uno inexistene, hizo que me faltaran esas puteadas dirigidas a Robben el día anterior. ¡Y encima el messianismo posterior! “Yo no tengo nada que reprocharte, Argentina...”. Matate, Vignolo, sobre que perdimos un partido que pudimos haber ganado limpiamente, hay que escucharte asesinar la épica del juego debajo de una montaña de basura moral y lacrimosa.

Maradona despide el ciclo De Zurda con la misma dinámica Max Headroom del primer día. Sin embargo, dice cosas sensatas sobre el juego. Victor Hugo, a su izquierda, no para de rocíar almíbar sobre la torta casera de discurso tercermundista. La última imagen de la TDA son un par de piedras contra la policía y un par de gases sobre los tirapiedras. Se apaga la tele por un tiempo largo.
Herzog anda preocupado porque se le va del set el tipo que tiene que hacer subir el barco por la pendiente. Escribe que se va a hacer cargo él de todo, los cálculos físicos son fáciles: peso del barco, pendiente, rozamiento, distribución en poleas. Hay agua mojando cosas todo el tiempo.


14/7/14

Leí en la web de La Nación que la selección llegó a Ezeiza y que Cris los felicitó aunque no vió ningún partido. Centímetros más abajo dicen que Francisco tampoco vio el partido ¡Sos tan de San Lorenzo, Francisco!
Los últimos memes sobre Mascherano siguen por ahí, como el que tira cohetes cuando ya hace rato salió el sol del primero de enero.
Herzog habla de Claudia Cardinale y del mozo de un restaurant argentino que no lo quiere dejar sentar en un salon vacío por sus “pantalones marcados por la selva”. Juega al futbol contra los indios y pierde. Días después les trae de Alemania un juego de camisetas del Bayern München. Dice que ahora están seguros de ganarle a todos los otros equipos de la zona.

El barco cruza la montaña.


Los diarios se cruzan entre sí.

jueves, 26 de junio de 2014

Calles y otros relatos - Stephen Dixon (Eterna Cadencia)


Siempre es lindo recibir de regalo un libro de un autor que uno no conoce. En la solapa dice que nació en New York en 1936 y todavía no se murió. No dice "todavía no se murió", la ausencia del segundo año en la oración, supone la sobrevida.

La editorial decidió poner un prólogo de Fresán como gancho. Lo salteo. Prefiero leerlo antes de escribir esto, porque supongo será fantástico. Y lo es, ya van a ver.

Pero antes, lo importante: los cuentos de Dixon son del tipo "elaboración a la vista", un robot transparente que mientras mueve el brazo, uno ve moverse los engranajes. Ladrillos antes que empapelados. La selección (hecha por Eduardo Berti - un sobreviviente al periodismo de rock-) es una playlist buenísima. Después de precalentar con los primeros relatos el estilo distante e ingenioso, la segunda mitad del libro no para de tirar hits. 

¿Qué es un estilo distante pero ingenioso? es un escritor pensando escenas, poniendo todos los personajes cerca a ver qué pasa. Como un nene que juega con muñecos. 

Después de asimilar el estilo, aparece la potencia de los relatos de Dixon. No sé si potencia es la palabra. No es que te perturben del todo  ni que te dejen perplejo, pero tampoco pasan desapercibidos. 

El prólogo de Fresán: obvio que empieza hablando de que él descubrió al autor antes que vos, lectorcito aficionado. Lo leyó en inglés y no en una recopilación traducida (¡traicionada!) treinta años después con prólogo de él. Pero Rodrigo es un genio. Se pone a sí mismo como un personaje de Dixon (es muy irónico Rodrigo). Le tira flores al selector (autoflores en realidad) :" (...) me alegra sobre todo porque Eduardo Berti (también excelente escritor) descubrió a Dixon por las suyas (no fue un amigo o un editor de esos a los que le recomendé Stephen Dixon)". Cuenta el final de una novela inédita en una nota al pie. Mete un par largo de páginas con declaraciones del autor. Y explota en un festival del dropname : Dostoievski, Mann, Hemingway, Kafka, Chejov, Beckett, Bernhard, Fellini, Bach, Gaddis, Gass, Barth, Pynchon, Calvino, Perec, Cortázar, Robbe-Grillet, Proust,Friedman,Heller,Eggers,Lethem, Moody, Marcus, Antrim, Handler, Robert Lennon, Daniel Clowes (!!).... basta Rodrigo! Estás recitando la guía! Basta! Pero Fresán no para, porque es un maestro del dropnamming, y en este prólogo está tan arriba que termina con : Noah Baumbach (!!!!), Louis C.K. (!!!!!!!!!!!!), Seinfeld (!!!!!) y Woody Allen. FA-TA-LI-TY.

Rodrigo tiene uno de éstos en su casa


Último párrafo para un humilde nombre que no fue nombrado y que fue al único que me hizo acordar mientras leía el libro: Leo Masliah. La Carta, por ejemplo.




viernes, 30 de mayo de 2014

Cultura Mainstream - Frédéric Martel (Taurus)

Cultura Mainstream se llama Mainstream a secas en el original. Por qué los editores en español decidieron agregarle "cultura" no tengo ni idea, pero puedo suponer un "metele cultura porque así lo compran los que aman los estudios culturales". La bajada confirma la sospecha: "cómo nacen los fenómenos de masas". Una frase codificada dirigida a los libreros que significa "ponelo al lado de los de Zizek".

El libro es una especie de "Greatest Hits" de una mega tesis que hizo el autor (o al menos que dice que hizo). 

Ya sé que estarán diciendo "¿Quién quiere un libro tan siglo XX?". Bueno, es verdad, pero a pesar de la obvia sigloveintidad del tema, Martel logra aggiornarlo en formas más sigloveintiunas. No hay notas al pie, no hay citas legitimadoras, pero sobre todo no hay una construcción narrativa del sentido. No quiere explicar nada. Él te muestra y vos sacás las conclusiones. En 1970 no dudarían en declararlo un chanta. En el 2014, es un investigador concienzudo. 

Los capítulos van de Hollywood a la fábrica de gospel de Nashville; de  Pol Ka y las telenovelas latinoamericanas a Al Yazira. Le encanta hablar del contexto de las entrevistas. El de MTV tiene un monopatín colgado de la pared, la directora de New Yorker lo citó en un bar que ahora es de negros. El resto, algun dato económico y listo. A otro tema.



Obvio que le erra en muchas cosas. Por ejemplo, en el capítulo que le dedica a Geffen, Cobain es reducido a "un heroinómano notorio" (bueno, ahora que lo pienso, no sé si le erra tanto). Ese capítulo chorrea baba por el empresario; al que muestra como un tipo adelantado a su tiempo y mucha suerte para sacar rédito de la desgracia ajena (edita un disco de Lennon con el que no pasa nada hasta que lo matan). 

Está bien que no se puede abarcar todo, pero si hablás de Geffen, ¿cómo no contás cuando le hizo un juicio a Neil Young por "no ser auténtico" porque el canadiense grabó un disco por fuera de los parámetros que el quería el empresario?

De a ratos tira alguna anécdota : un cocktail con la directora del New Yorker y Kissinger ¿Y qué pasó? No sé, no dice más que eso.

Lo peor del libro es un tono medio de revista económica, de nota sobre lo pillo que son algunos empresarios que hablan con el diario del lunes.

Lo mejor, que es una especie de Please Kill Me del mercado del entretenimiento y cuando bardea a algún yanqui (cuando entrevista al director de Blue Note le marca la distancia entre Coltrane y Norah Jones) 

Hay un dato importante. El libro fue editado originalmente en el 2010 y los cuatro años que pasaron desde entonces hasta esta traducción, tienen el efecto de mirar la lista de convocados de Maradona contra la de Sabella. Por ahí te habla de Pastore o de Tevez. Y es que así como nacen, los fenómenos de masa, también se mueren.


miércoles, 28 de mayo de 2014

San Francisco - Luciano Lamberti (China)

Segundo libro de la "serie de los animales" de China Editora. La verdad es que cuando ví que salía un libro nuevo de Lamberti me puse muy contento porque "El loro que podía adivinar el futuro" (Nudista) me encantó. Me cansé de recomendarlo, especialmente el cuento "La canción que cantábamos todos los días" (acá cuando para una revista de psiquiatría lo puse entre mis obras de arte favoritas en torno a familias).


Pero San Francisco es poesía (buuuuu!!!). Esperen, esperen! es poesía pero del estilo prosa + enter (biennn!!!). 
Mis preferidas están al comienzo, cuando son más cuentitos o imagenes que se te cuelgan al cuello. Las del final, ya más sincronizadas con la  poesía universal, no me engancharon mucho, son más deslambertizadas, más Dr Ahorro.






miércoles, 21 de mayo de 2014

Sí, pero no - Montt (De la Flor)

La primera vez que tuve en mis manos un libro de Montt fue gracias a la gentileza de JCRF. Tenía chistes buenísimos y otros un poco malos, como todos los humoristas gráficos.
Ahora que pienso, debe ser difícil ser humorista gráfico y tener que responder con altos niveles de creatividad y técnica a una demanda laboral en general abrumadora (diarios, revistas). Salvo que uno sea Nik, que tiene el talento de ser siempre malo, o Rep, que posee una genial eficacia para el embole , el resto tiene brillos y opacidades.


Auge y decadencia del humorista gráfico: En la vorágine repetitiva del humorista gráfico hay dos herramientas a las que se apela universalmente. La genitalia y el juego de palabras. El chiste "zarpado" de pijas y tetas es un flagelo que mata a las mentes más brillantes. Quizás la culpa la tiene Crumb, o la mala lectura de Crumb, porque Crumb tiene un universo por fuera de la genitalia. 
Además de evitar la genitalia, Montt en este libro tiene dos aciertos: apela al juego de palabras como ruta del absurdo y escapa de la sensiblería demagógica de Liniers a pesar de bordearlo en la estética.

Detalles por fuera de la obra: 1) La dedicatoria : "Al litio...No, mejor no" 2) En los agradecimientos, dentro de la categoría "genialísimos" incluye a Malena Pichot.

Ciclo de vida de un libro de humor gráfico: este tipo de libros es un mosquito. Uno los lee en unos minutos, la eficacia de los chistes se va perdiendo a medida que pasan las páginas, no porque sean peores, sino por que uno se desensibiliza a la sorpresa. Una vez terminado, pasa a ocupar un lugar de la biblioteca que siempre es heterogéneo, y vuelve a tener un momento de gloria si alguien en alguna reunión lo agarra y empieza a decir "jaja, éste está muy  bueno, mirá".

Articulación personal: yo me he comprado libros de humoristas de la New Yorker, sí. Tengo dos (dos!) de Roz Chast. Es más: en el uno a uno estaba suscripto casi que más por los chistes que por las notas largas sobre un dictador asiático. 

Nivel de disfrute de la lectura: siete con veinte





sábado, 17 de mayo de 2014

Recuerdos de Córdoba - Flavio Lo Presti (China)

Inauguro esta sucursal de Lunes Felices con mi primera incursión a Lo Presti y a la "serie de los animales" de China Editora.

Otro día por ahí posteo un decálogo que contextualice el acercamiento crítico a los libros que van a aparecer acá. Arrancará con "No a los prólogos en general y a los que citan mil autores (con)sagrados" y seguirá con "No al uso de paréntesis para jugar con la polisemia como si estuviéramos en 1997".

Pero eso otro día, porque hoy lo que hay para decir es sobre Recuerdos de Córdoba.



¿Qué son? Crónicas ("híbridos" según el autor) publicadas en La Voz del Interior (el diario de mejor  nombre psicótico del país).

¿Quién es Lo Presti? uno que escribe con veneno sobre otros y sobre sí mismo. Es divertido en lo primero y un poco condescendiente en lo segundo.

¿Qué tiene que ver el gato de cuatro ojos de la tapa con el contenido? es obvio!

¿Qué es lo mejor del libro? está muy bien escrito y es  muy gracioso muchas veces.  Sabe bajarse a tiempo de la autocompasión con un giro grácil en forma de pregunta sincera. Y acierta nuevamente cuando hace explotar la pregunta sincera y vuelve a cargar contra todo.

¿Algo particularmente bueno? la historia del padre húngaro y el abogado del Monse, la del padre y el ascenso de Taieres, la de Darth Aira o la de Orsai son buenísimas. Pero la que más me llegó es la de la crítica a De Caravana. Todo el recorrido fue un deja vu personal.

Extracto esencial: "(...) Me dije que a esta altura no podía hacer el esfuerzo de  saber cuándo levantar el pie del acelerador y me senté a escribir un artículo sobre un libro sin temperatura de un joven escritor cordobés, un artículo que titulé Subzero wins."

Articulación personal: Yo soy cordobés pero viví ahí apenas mis primeros 20 días. Del chiste me quedó para siempre el nombre de la provincia en el DNI y mi cordobafilia. En mi infancia en una ciudad de la provincia de Buenos Aires, jugaba a la pelota con la camiseta de la Pepona Reinaldi, que es mi recuerdo infantil que comparte lógica con escuchar a la Velvet en la secundaria y otras hipstereadas por el estilo. Por eso, la voz de Lo Presti me suena cercana. Por el tono, no por la tonada. Por reirse de la pronunciación perfecta en inglés que hace  Martinez del hotel donde está  y escribirlo, sabiendo que la fauna ahí afuera va a pensar que el boludo es él, pero aún así sin poder no suponer que hay otros que merecen escuchar la anécdota desde este lado del nevermind.

Nivel de disfrute de la lectura: ocho cincuenta de diez